martes, 17 de noviembre de 2009

lumpen

Abrió la puerta para encontrar solamente un estupor azulado,

zurcido entre atardeceres soleados que fueron perdiéndose,

uno a uno, poco a poco...


Allá afuera quedó un súbito sobresalto,

evidencia de sábanas destendidas y destellos furtivos.

Todo habría sido tan distinto con un poco de suerte.


Quiso dar dos pasos atrás, o quedarse en la mitad pero no entrar...

era muy tarde ya.


Entendió que ahora el tiempo era de otro,

no regía el reloj en ese lugar,

eran un tiempo en retroceso,

con agujas apuntando hacia los lados.


Allí no cabían los tiempos de cosecha,

ni las estaciones ni los ciclos.


Eran solo artificios en un mundo inorgánico...


No hay comentarios:

Publicar un comentario