viernes, 9 de abril de 2010

tsutsui

Llegamos unos cuantos minutos tarde, de seguro no fueron más de cinco, pero todos parecían estar ya muy claros de las bases y pautas que regirían durante los próximos meses. ¿Sería que no anotamos bien la hora? Que extraño...
Todos nos sentamos alrededor de una mesa grande, formada a su vez de muchas mesas pequeñas que se fueron añadiendo a medida que iban llegando los interesados, encima de la mesa grande, había un libro grande que debía ser o bien fotocopiado o adquirido por todos... Esto se asemejaba más a una consignación bancaria, un negocio redondo con descuentos "jugosísimos" que atrajeron a la mayoría de los asistentes. Bueno, finalmente eso se iría decidiendo en las siguientes sesiones según la disposición de cada uno...

Mientras intentaba perderme en la historia de Aurelio, un movimiento empezó a llamar mi atención... ambas nos miramos extrañadas, parecíamos ser las únicas en percatarnos de esos cabeceos furtivos del profesor y de toda la sobriedad infiltrada en el ambiente...
Fueron uno, dos, tres... incontables cabeceos, después vino uno, dos suspiros fuertes que luego se convirtieron en indudables ronquidos, las dos soltamos una carcajada que vino acompañada de un montón de miradas poco amistosas... eso si lo notaron pensamos...

2 comentarios:

  1. Que bacán!
    Suerte por allá Emi, un abrazo grande!

    ResponderEliminar
  2. Ummmm... que recuerdos bonitos Emi... a mi me alegró tenerte como un pedacito de carne aquí en Buenos Aires... y ahora te descubro por acá...
    Besos bonita

    ResponderEliminar