martes, 25 de junio de 2013

ojos en la espalda

Siente la fuerza de su mirada latiendo en su espalda, como si quisiera esconderse, cuando en realidad busca solamente jugar y reírse de la ingenuidad de ella que no entiende que no puede mirar a atrás desde adelante. 
Jamás lo conseguirá -se dice así mismo bien bajito-
Ella siente que la persiguen, que alguien desde atrás susurra y quién sabe, quizás hasta planean un ataque sorpresa. 
Él se divierte, si se daría la vuelta, sus ojos no alcanzarían a verla. Ella es inmensa y tiene a un sol ecuatorial calándole la nuca, pero para suerte de él, no puede moverse, unos españoles que la trajeron a pedazos la dejaron instalada a la roca volcánica, muy fija. 
Parpadean, ambos, él sigue bien plantado con sus mirada por detrás de ella, no la va a dejar de mirar porque es ahí desde donde le tocó y ahora no lo ve como un "dar la espalda" sino como una oportunidad para divertirse a costa de ella. 
Pobre, no tuvo la culpa de que la plantaran así, quizás si ahora le preguntarían diría que la recuesten para que solo el sol sea quien la vea. 

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